sábado, 18 de octubre de 2008

El Gozo Perfecto - por Chuang Tzu - Siglo III A.C.

EL GOZO PERFECTO

¿Existe sobre la tierra una plenitud de gozo, o acaso no existe tal cosa? ¿Existe alguna manera de hacer que la vida sea realmente digna de vivirse, o es imposible? Si existe esa manera de vivir… ¿cómo es posible encontrarla? ¿Qué debemos hacer? ¿Qué debemos intentar evitar? ¿Cuál debería ser la meta en la que nuestra actividad llega a su fin? ¿Qué debemos aceptar? ¿Qué debemos negarnos a aceptar? ¿Qué debemos amar? ¿Qué debemos odiar?
Lo que el mundo valora es el dinero, la reputación, la larga vida, los logros. Lo que considera goce es la salud y el bienestar del cuerpo, la buena comida, la buena ropa, las cosas bellas para ver o música agradable que escuchar.
Lo que condena es la falta de dinero, un rango social bajo, la reputación de no valer para nada y la muerte temprana. Lo que considera desgracia es la incomodidad corporal, el trabajo pesado, la falta de oportunidad de hartarse de buenas comidas, no tener ropas elegantes, no tener medios para entretener o deleitar la vista, o música agradable para oír.
Si la gente se encuentra privada de estas cosas, entra en pánico o desesperación. Está tan preocupada por su vida, que su ansiedad se le hace insoportable, incluso cuando tiene todo lo que cree desear. Su propia preocupación por divertirse la hace infeliz.
Los ricos hacen tolerable la vida, esforzándose por conseguir cada vez más dinero, que en realidad no pueden usar. Al hacer esto, quedan alienados de sí mismos y se agotan a su propio servicio, como si fueran esclavos de alguna otra persona.
Los ambiciosos corren día y noche en persecución de honores, constantemente angustiados por el éxito de sus pares, temiendo el error de cálculo que lo pueda echar todo a perder. Así están alienados de sí mismos, agotando su vida real al servicio de una sombra creada por su insaciable esperanza.
El nacimiento del hombre es el nacimiento de su dolor.
Cuanto más tiempo se vive, más estúpido se vuelve, porque la ansiedad por evitar la inevitable muerte se hace cada vez más aguda. ¡Qué amargura! ¡Se vive para algo que está siempre fuera del alcance! La sed de supervivencia en el futuro lo incapacita para vivir en el presente.
¿Y qué hay de esos líderes y los eruditos que tanto se sacrifican? Son honrados por el mundo, porque son hombres buenos, rectos y sacrificados. Y aún así su buen carácter no los preserva de la infelicidad, ni siquiera de la ruina, la desgracia o la muerte. ¡Me pregunto en este caso si su “bondad” es realmente tan buena después de todo! ¿No será una fuente de infelicidad?
Supongamos que admitimos que son felices. ¿Pero es acaso algo alegre tener un carácter y una carrera que llevan finalmente a la propia destrucción? Por otra parte, ¿puede llamárseles “infelices” si al sacrificarse salvan las vidas y fortunas de otros?
¡Tomemos el caso del Ministro que, consciente y rectamente se opone a una decisión injusta de su rey! Algunos dicen: “Di la verdad y si el rey se niega a escuchar, déjalo que haga lo que quiera. Ya no tienes tú mayor compromiso.”
Por otra parte, es como Tzu Shu, que por oponerse a la injusta política de su soberano, fue consecuentemente destruido. Pero si no se hubiera alzado por lo que consideraba que era correcto, su nombre no sería honrado como lo es. De forma que ésta es la cuestión: ¿habrá de considerarse “bueno“ el camino que siguió, si al mismo tiempo le fue fatal?
No puedo decir si lo que las personas consideran “felicidad” es felicidad o no. Lo único que sé es que cuando considero la manera en que buscan conseguirla, los veo arrastrados de cabeza, adustos y obsesionados por la marea general del rebaño humano, incapaces de detenerse o de cambiar de dirección, mientras continuamente afirman estar a punto de alcanzar la felicidad.
Por lo que a mí respecta, no puedo aceptar sus parámetros, ya sean de felicidad o de infelicidad. Me pregunto si después de todo, su concepto de felicidad tiene algún significado.
Mi opinión es que nunca se encuentra la felicidad hasta que se deja de buscarla. Mi mayor felicidad consiste precisamente en no hacer absolutamente nada pensando en obtener la felicidad; y éste, según el criterio de la mayor parte de la gente, es el peor de los caminos posibles.
Me remito al dicho de que: “El goce perfecto, es carecer de él. La alabanza perfecta, es carecer de alabanzas.”
Si preguntáis “qué hacer” y “qué no hacer” sobre la tierra para obtener la felicidad, yo contesto que estas preguntas no tienen respuesta. No hay forma de determinar tales cosas. Y aún así, al mismo tiempo, si dejo de buscar la felicidad; el “bien” y el “mal” resultan inmediatamente evidentes por sí mismos. El contento y el bienestar se hacen posibles al instante, en el momento en que se deja de actuar con ellos en la mente; y, si se practica el no hacer; se consigue tanto la felicidad como el bienestar.

Chuang Tzu - Maestro Taoísta - Siglo III A.C.

1 comentario:

Álvaro dijo...

Excelente Enseñanza Sagrada.
ZhùFú 🙏😊